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Las cuencas mineras de Asturias se encuentran ante una situación clave, entre un pasado que se proyecta hacia el presente a través de sus numerosas huellas en el paisaje, y un futuro que debería ser capaz de apropiarse del potencial latente que albergan estos lugares para generar nuevas expectativas culturales, sociales y económicas.

El paisaje minero de Asturias ofrece la posibilidad de ensayar nuevos espacios y usos programáticos concebidos como acciones concretas cuyo objeto será reactivar culturalmente el lugar, insertándolo en una red de intercambio de conocimientos y experiencias a niveles nacional y europeo. Estas acciones pueden ir dirigidas, por una parte, al público general y, por otra, a sectores específicos.

El resultado de la investigación se dirige a animar a las Administraciones Públicas a tomar medidas generales para el reconocimiento de los paisajes mineros. Es decir, a facilitar la integración de los mismos en las políticas de ordenación del territorio, a incluirlos en las políticas económicas, sociales, culturales y ambientales, y a impulsar su conocimiento entre la población.

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