Polos dialecticos. El principio orgánico en la obra de Miguel Fisac y Fernando Higueras

“En España hay una especie de silencio, de espacio inmóvil, figurativamente antiguo, ajeno a la inquietud transparente y conmovedora del espacio arquitectónico centroeuropeo del que nace la arquitectura moderna”. Con estas palabras, describe el arquitecto italiano Vittorio Gregotti el contexto español de los años sesenta en las páginas del volumen Arquitectura Española Contemporánea de Lluís Doménech i Girbau, publicado en 1968. Desde este punto de partida, se plantea observar  la arquitectura de Madrid posterior a la Guerra desde un punto de vista diferente, rompiendo el hipotético “muro” – descrito por Gregotti – que aislaba al conjunto de la sociedad española.

En esta investigación es fundamental analizar la relación entre la arquitectura española y la italiana. Recuerda Rafael Moneo en L’altra modernità: «Los textos italianos representaban el canal de acceso a la arquitectura moderna. […] Es oportuno mencionar, dada la influencia que tenían sobre nosotros, los textos de Bruno Zevi haciéndonos soñar una arquitectura que alcanzaba su plenitud en la obra de Frank Lloyd Wright”. Es precisamente Zevi la figura emblemática que mantiene unida la arquitectura italiana, por un lado, y la génesis de la arquitectura orgánica española, por otro. Podemos por tanto, dar fe de una consolidada correspondencia entre el modus operandi de los arquitectos Miguel Fisac (1913-2006) y Fernando Higueras (1930-2008) con el ‘principio orgánico’ teorizado por Bruno Zevi. Este principio se aplica a las obras de los arquitectos a través de las teorías generadas por Bruno Zevi y difundidas y alimentadas en España en el debate entre Juan Daniel Fullaondo y el propio Zevi. Un debate que se desarrolla en las páginas de la revista «Nueva Forma» dirigida por Fullaondo, y que buscaba trasladar a España los principios del Organicismo.

Los proyectos de Fisac ​​e Higueras son obras singulares, a veces enigmáticas, y aparentemente herméticas, que derivan, por un lado, del potencial expresivo del material utilizado; por otro, por la profunda valentía de los arquitectos que las manipulan. Los escritos evocadores de Zevi finalmente se encuentran con las obras de los dos arquitectos para revelar así nuevas posibles interpretaciones. A través de una narración inédita, se intenta reconstruir entre ambos los arquitectos un ‘diálogo platónico’, que revela una poderosa fuerza persuasiva.